Ruperto Chapí

Tuvo estudios musicales desde muy pequeño, y la formación de cámara existente en su familia le posibilitó experimentar muy tempranamente con la composición. A los 16 años va a Madrid a estudiar armonía con Miguel Galiana, y composición con Arrieta.
Allí consiguió la plaza de músico mayor del regimiento de artillería (que más adelante abandonó para dedicarse exclusivamente a la composición) y el primer premio (compartido con Tomás Bretón) por un trabajo dramático. Consiguió becas para ampliar sus estudios y estuvo cuatro años entre Roma, Milán y París, y siempre gozó de la protección de los más importantes compositores.

Su fama se debe principalmente por llevar a sus más altas cotas el teatro lírico español. Entre su obra destacan diversas zarzuelas, especialmente La Tempestad, La Bruja, El Rey que Rabió, El Tambor de Granaderos, Las Bravías y, ciertamente, su más adorado trabajo, La Revoltosa.

Las mejores músicas, como el Preludio de El Tambor de Granaderos, las músicas folklóricas y danzas de La Bruja, Las Bravías y La Revoltosa, hablan el lenguaje musical de España.