Gracias Jordi Dauder, y hasta pronto
Para los que hemos tenido la suerte de conocer a Jordi Dauder, su fuerza vital y optimismo han sido una lección magistral que nos ayuda a la hora de afrontar cualquier dificultad. Los que, además, hemos disfrutado del lujo de poder trabajar con él, tenemos grabada en el disco duro de nuestra memoria su voz profunda y aterciopelada, su dominio del lenguaje y su humildad, su respeto profundo, ante un texto o una partitura.
El equipo de la Orquesta de Cadaqués formamos parte de este último grupo de afortunados, a lo largo de los tres últimos años Jordi Dauder nos ha acompañado en algunas aventuras siempre con entusiasmo, poniendo su voz y él mismo al servicio de la música y, sobretodo, entregándose como amigo, plenamente, con un carácter fuerte y una sonrisa tierna al mismo tiempo, y de forma sincera, hablando claro sobre cualquier tema, ya fuera sobre política, cultura, incultura o últimamente sobre su enfermedad. A veces con actitud de niño travieso, que provocaba a los más cercanos una sensación de efervescencia, como cuando el duende Robín del Sueño de una noche de verano hablaba con su voz. Otras complacido de ser irreverente, aprovechando un texto de Armand Silvestre que ilustra la música de Isaac Albéniz en sus “Poèmes d’amour”, interpretando a un Adán rebelde y carnal que se encara al dios estricto:
ADÁN Y EVA (Armand Silvestre)
[audio:http://blog.trito.es/wp-content/uploads/2011/09/dauder.mp3]
En el umbral del Edén, a punto de olvidar sus huellas,
mordido ya de raíz por el aguijón terreno,
sin remordimientos del pecado del que brotarán las razas,
Adán tiene en sus brazos a la mujer que lo ha perdido.
Y Dios le habla así: Antes que se expíe tu crimen,
los tiempos harán deslizar su ría solemne.
Aparto mi frente de vuestra faz impía
y os hago los proscritos de un exilio eterno.
Y el hombre responde a Dios, en un tono exento de reproche:
“Señor, sólo hay exilio para los corazones helados.
Sobre la hierba de los bosques, sobre la roca de los montes,
dormiremos felices y con los brazos enlazados.
La noche, como una cortina, extenderá sobre nosotros sus velos,
el alma de las flores perfumará el aire para nosotros.
El silencio de la sombra y el llanto de las estrellas
te enseñarán que, sin nosotros, tus cielos inmensos están desiertos.
La ternura nos libra de tus vanos rigores,
y el beso vale más que tu tétrica presencia.
¡Enciende, triste Dios, la espada del arcángel!
¡Guarda tu Paraíso! ¡Nosotros nos llevamos el Amor!
Es así como queremos compartir con todos la admiración, estimación y respeto que nos inspiró y nos regaló.
Gracias Jordi, hasta pronto!
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