El año que viene será el del centenario del nacimiento de Xavier Montsalvatge. El 11 de marzo de 1912 nació uno de los creadores más relevantes del siglo XX de nuestra cultura musical, un compositor, crítico y profesor que influyó notoriamente en varias generaciones de alumnos y profesionales de la música. En 2004, Llorenç Caballero -director de Tritó- escribió el primer libro editado tras la muerte del compositor en mayo del  2002, que se une a una extensa bibliografía dedicada a su persona y a su obra. De este libro, titulado "Xavier Montsalvatge, homenaje a un compositor", ofrecemos hoy un fragmento de su prefacio. [caption id="attachment_4390" align="alignleft" width="230" caption="Xavier Montsalvatge y Llorenç Caballero en una imagen de archivo"][/caption] "Con cierta perspectiva, desde el corto tiempo que hace que el Maestro nos dejó, podemos afirmar que Montsalvatge es uno de los compositores, si no el compositor, que tiene una obra orquestal más extensa en nuestro país, y este hecho, juntamente con la calidad de esta obra, es lo que hace que sea posiblemente el autor con mayor número de obras interpretadas por las orquestas sinfónicas españolas y de otros países europeos y americanos. En toda su música, Montsalvatge tuvo siempre muy en cuenta al intérprete. Él explicaba que para convencer al público tenías que convencer primero al cantante, instrumentistas, director, solista u orquesta. Han sido los intérpretes los que han hecho suyo su lenguaje y sus obras y las han llevado por todo el mundo con una fidelidad extraordinaria. Su lenguaje ha sido contemporáneo pero no vanguardista, y siempre necesitó la tonalidad para expresar con éxito sus ideas y sus sonidos.  […]. Mantuvo una enriquecedora  relación con Francis Poulenc, Darius Milhaud y sus amigos americanos Heitor Villalobos y Alberto Ginastera, quienes, al mismo tiempo que sin duda le influenciaron, le confirmaron en sus ideas musicales. […]

Han sido los intérpretes los que han hecho suyo su lenguaje y sus obras y las han llevado por todo el mundo.

No tengo la menor duda de que la música de un compositor refleja su personalidad y su manera de ser. Montsalvatge tenía un fino sentido del humor; no era una persona especialmente optimista sino más bien respetuoso con la vida y un poco dubitativo. De una inteligencia extremadamente clara, recordaba anécdotas e historias que muchos años atrás le habían acontecido, con infinidad de detalles y matices. Lo recuerdo sentado en el sofá de su casa hablando de muchos temas, pero principalmente de su música; y justamente los detalles de las conversaciones y el sentimiento que su personalidad desprendía quedan, a nuestro parecer, minuciosamente reflejados en su música. Una música vivaz y con sentido del humor. Una música pensada para que el intérprete (transportador de su mensaje) fuese su cómplice y transmitiese juntamente con él estos sonidos al público y sus ideas musicales, para confirmarse en sus ideas de belleza y armonía." Llorenç Caballero Pàmies Barcelona, 2004