Great premiere of "Tientos y batallas" by Gabriel Erkoreka
Pregunta.- Tras la "resaca" de las vanguardias, ¿qué llama la atención a un compositor de nuestros días de los modos de componer del Renacimiento?
Respuesta.- Para mí no es algo nuevo. En varias ocasiones he hecho referencia a la música renacentista. Por ejemplo, la fascinación por Giovanni Gabrieli me llevó a crear una conexión entre sus cori spezzati, en la Basílica de San Marcos de Venecia, y mi obra HAMAR, que hice para los espacios del Museo Guggenheim en su décimo aniversario.P.- A partir de 1800 el tiento perdió su popularidad, pero fue recuperado por algunos compositores del siglo XX, como Cristóbal Halffter y Manuel Castillo. ¿Ha tenido en cuenta estas u otras aportaciones más recientes?
R.- He escuchado la magnífica obra para gran orquesta de Cristóbal Halffter en varias ocasiones, pero en la mía hago un acercamiento distinto, como no podía ser de otra manera, debido a la diferencia entre los medios empleados. Mis batallas sólo aluden a Cabanilles y Aguilera de Heredia en algunos pequeños arquetipos melódicos y rítmicos; y sin llegar a ser derrotistas, tienen poco de heroicas.Mis batallas sólo aluden a Cabanilles y Aguilera de Heredia en algunos pequeños arquetipos melódicos y rítmicos; y sin llegar a ser derrotistas, tienen poco de heroicas.
P.- ¿Hasta qué punto la obra se empapa de los tiempos actuales?
R.- Podría decir que en los tientos se ofrecen unas miradas al pasado a través de lentes distintas, pero en las batallas procuro, en cambio, reflejar el mundo tal cual lo veo a través de mi ventana. La crisis no es de creatividad. Hoy, más que nunca, hay que proteger la música contemporánea, tan vulnerable en estos días, de los ataques externos.P.- ¿Cuánto tiene esta obra de "estudio", de aprendizaje técnico?
R.- La obra está escrita para cuarteto de saxofones, piano y percusión, y presenta una variedad de texturas, algunas de naturaleza contrapuntística. Requiere de una cierta ductilidad en la producción del sonido por parte de los saxofones, a menudo en pianissimo en los registros extremos.P.- El Sax-Ensemble es una singularidad. ¿A qué aspectos sonoros y rítmicos de su universo creativo le ha permitido sacar más partido?
R.- El saxofón es un instrumento muy versátil. En otras obras como Duduk I y II lo he relacionado con el oboe armenio, o en Yidaki con el didjeridú australiano. En este caso hay una oposición entre el tratamiento de los saxofones por un lado, que en general funcionan como un consort de cornettos y sacabuches, y el piano y la percusión, que exageran ese mundo en cuestiones de dinámica y registro.P.- Dice en las notas del programa que "de la oposición entre tradición e innovación nace un nuevo orden formal, no exento de cierto dramatismo". ¿A qué se refiere exactamente?
R.- ¿Eso he dicho? Pues no me toca a mí decirlo, así que ¡ya me estoy arrepintiendo! Lo que sí puede haber en la obra es una oposición entre unas secciones más luminosas y otras más opacas.P.- ¿Cómo dialoga Tientos y Batallas con el resto de obras del programa Dos generaciones vascas?
R.- Posiblemente surja un diálogo con las otras obras del programa, pero no ha sido buscado, al menos conscientemente. En efecto, se da la circunstancia de que todas las obras son de compositores vascos, pero también hay que decir que faltan muchos nombres, tanto de una generación como de otra.P.- ¿Qué otros proyectos le ocupan estos días? R.- Tengo entre manos dos obras de cámara, y en breve me pondré con una obra de gran formato para piano solo, mi instrumento, que me apetece mucho. Paralelamente sigo con mis clases de composición en Musikene, y con la coordinación del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea Fundación BBVA en Bilbao, que está teniendo una gran aceptación entre el público.